Paco, Mariano y Lucas entran en una sucursal de un banco para sacar dinero. Instantes antes de que los policías entraran en la oficina, una banda de atracadores se dispone a robar y toman rehenes. Ninguno de los tres policías se percata de la situación y se marchan sin solucionar el problema. Minutos más tarde, reciben un aviso de la central, pero ya no pueden hacer nada porque los atracadores han huido. Después del incidente, los tres policías son destinados al barrio más conflictivo de Madrid dónde tendrán como jefe a Don Lorenzo, el suegro de Paco. Paco y su familia se tienen que trasladar de casa y de barrio, para estar más cerca de la comisaría. El policía no explica toda la verdad, del traslado a su familia y en ellos creen que el cambio se debe a un ascenso. Sin embargo, cuando llegan a la vivienda, se dan cuenta de que Paco les ha ocultado información. La casa no es del gusto de Lola, como tampoco lo es el recorte de salario que tendrá su marido. Para hacer frente a la economía familiar, Lola se tiene que poner a buscar trabajo. En la comisaría, consiguen detener a uno de los implicados en el robo del banco. Don Lorenzo, encarga a Paco y a sus hombres que se ocupen del caso y que interroguen al detenido. El comisario les da un plazo limitado, para que los policías resuelvan el caso, sin embargo, lejos de que el detenido acuse a sus compañeros, Paco, Lucas y Mariano, consiguen embaucarse en un lío aún mayor, que el que protagonizaron en el banco. Sara, la hija de Paco a quien no la gusta demasiado el cambio de barrio, se implica en la mudanza y ayuda a sus padres en el traslado. Gabri, el hijo de la Bernarda, observa interesado a la nueva vecina. A Sara se le cae una caja y pide ayuda al observador. Gabri, intenta ridiculizarla por su aspecto, pero finalmente termina echándole una mano. Sara se muestra muy insolente con él y Gabri, sin pensárselo tira una caja por la ventana, casualmente la que contenía la pistola de su padre. El arma cae sobre un coche ocasionando grandes desperfectos.