Luis Sánchez Polack era un actor curtido en papeles secundarios del cine español y trabajó asiduamente, en los años sesenta, con los directores procedentes de la Escuela Oficial de Cinematografía, que comenzaron a hacer películas bajo la etiqueta de Nuevo Cine Español, al amparo de la política proteccionista del entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, y su director general de Cinematografía Jose María García Escudero.
Debutó en el cine en 1959, y desde ese momento, hasta su muerte intervino como secundario en más de un centenar de películas, entre ellas decenas de "Spaghetti Western" en muchas ocasiones recreando un estereotipo recurrente de personaje, rudo y duro, pero de buen corazón.
La primera película que dio fama a Sánchez Polack fue La caza (1966), de Carlos Saura, en la que interpretó a un campesino castellano, personaje que volvió a repetir en otras ocasiones con ligeras variantes, ayudado por su rostro austero y propicio para este tipo de papeles. Era un excelente y sobrio actor, muy apreciado por los más competentes directores del cine español que, además de sus calidades interpretativas, estimaban su seguridad y profesionalidad. Sus apariciones en teatro y televisión fueron más esporádicas. Sus facilidades, dada su rara y enérgica fotogenia, iban por el lado cinematográfico, donde hizo excelentes interpretaciones, en la línea de los grandes secundarios del cine español.
Una de sus últimas interpretaciones fue en la serie Verano azul (1981), de Antonio Mercero, donde interpretó al camarero Frasco. Pese a su dilatada experiencia cinematográfica, y a haber participado con asiduidad en el medio televisivo en espacios como Estudio 1, Novela, Curro Jiménez o Los gozos y las sombras, fue este último personaje uno de los que más popularidad le proporcionó.